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Racionalismo Cristiano: dos conceptos, un solo sentido

Racionalismo Cristiano trae la asociación de dos términos que aparentemente chocan. Pero cuando juntos, expresan la esencia de la filosofía: el uso de la razón como camino clave para el despertar de la espiritualidad.

Por un lado, la palabra RACIONALISMO, ligada a la razón y al raciocinio, que no son más que pensamientos bien orientados, conduce a las elecciones más acertadas en la vida práctica. Razonar conscientemente es construir bases sólidas para las verdaderas convicciones, es desentrañar lo oscuro, es encontrar lo que se busca en el enmarañado de las ideas.

De otro, el término CRISTIANO asociado a Racionalismo completa el sentido revelador de la Filosofía: un código de conducta que reúne principios espiritualistas y preceptos del cristianismo como base del humanismo moderno.

Para comprender mejor su significado profundo, estos conceptos no pueden ser disociados, pues sintetizan no sólo un conjunto de acciones racionales y morales, sino un sentimiento integrador y comprometido con la ética y, sobre todo, con la evolución espiritual.

Ser racionalista cristiano es, por tanto, vivir la vida de forma honrada, prudente, moderada y justa. Es saber prepararse para la existencia presente y las futuras como persona esclarecida, consciente de su estado y de sus condiciones espirituales, y no como un individuo que huye de las obligaciones individuales y colectivas.

Por eso, la tríada fortalecer, esclarecer y espiritualizar orienta la filosofía racionalista cristiana como acciones benéficas. A medida que el ser humano se fortifica, él se aclara y, al aclararse, se espiritualiza.

Filosofía espiritualista contemporánea

Afirma el Racionalismo Cristiano que el Universo está compuesto de Fuerza y Materia. La Fuerza es el principio inteligente, inmaterial, activo y transformador. La materia es el elemento pasivo y amoldable. En la filosofía racionalista cristiana, el Principio Inteligente es también frecuentemente llamado como Gran Foco o Inteligencia Universal, del cual los seres humanos son parcelas que poseen los mismos atributos en forma latente, para ser desarrollados y perfeccionados en las innumerables existencias por las que pasan en la Tierra como espíritus en evolución. Luego, en Fuerza y Materia se resume y se explica la vida en su aspecto amplio y constructivo. El escrutado de su conocimiento reduce los errores en que tantos seres humanos todavía inciden.

Entre los numerosos desafíos enfrentados por la humanidad actualmente, el perfeccionamiento moral puede ser considerado como el principal. Las cuestiones que se presentan al ser humano en su vida familiar, social y profesional, así como su comprensión ante la diversidad de pensamientos, culturas, elecciones afectivas y filosóficas exigen conocimientos sólidos sobre la existencia como un todo.

El campo de estudios de la vida, bajo un aspecto más amplio, en el que la filosofía racionalista cristiana expone su visión sobre la espiritualidad, siguiendo directrices y métodos propios, muestra su importante interrelación con el mundo de los hechos pasibles de observación. En este sentido, el Racionalismo Cristiano destaca, de forma precisa, la relevancia de los conocimientos históricos, que posibilitan a la humanidad dirigir la mirada hacia el pasado, y en él constatar la realidad inquebrantable de la evolución espiritual y del desarrollo material de los seres humanos a lo largo de los milenios.

En los diversos períodos de su recorrido evolutivo, el ser humano elaboró diferentes formas de ponerse frente a la realidad trascendente del planeta, yendo de la creación de mitos y fantasías al actual paradigma científico. Sin embargo, en el pluralismo de esas tendencias históricas, se destaca la conexión existente entre espiritualidad y materialidad, pues, como afirma el Racionalismo Cristiano, la raíz de todos los hechos existenciales está en la actuación del Principio Inteligente sobre la Materia.

Conozca la historia del Racionalismo Cristiano